viernes, 12 de febrero de 2016

Métodos y Técnicas de Investigación (Primera parte)




Lógicas, marcos y referencias de la investigación etnográfica



La toma a primera vista del mundo exteriortal como nos aparece es el primer paso esencial;resulta gratificante, fácil de asir, pero es inadecuada.Paul Rabinow


   Al enfrentarse al rito de paso que representa la etnografía en nuestra disciplina surgen muchas, innumerables, imprevisibles dificultades. Es inconcebible proporcionar un método de investigación como tal puesto que, por lo menos en la antropología, el método consiste en penetrar en un laberinto de significaciones en el que se tienen pocas guías, sino es que una sola, la noción epistemológica de lo que implica un trabajo de esta naturaleza.

   Siguiendo esta noción, Ángel Díaz de Rada nos propone nociones y marcos de referencia a la investigación antropológica a partir de su experiencia en el campo de la educación y nos dice que  no es posible describir la etnografía “ofreciendo un conjunto de técnicas” (aunque en algunos momentos la antropología haya querido definirse a partir de estas) “sino facilitando las claves epistemológicas que fundamentan el procedimiento por  el que los  etnógrafos tratan la información en un proceso general de información.

   Para lo anterior, hay que entender “qué lugar ocupa el problema de la transformación de la información en etnografía”; que participamos en un proceso de retroalimentación en el que la información surge o se produce a través de interacciones.

   Antes de hablar de la metodología y los usos formales hay que mencionar, a modo de referencia que el trabajo etnográfico es una inmersión en marcos de significado del otro, que tendrán que ordenarse, describirse y traducirse para su comprensión por otra cultura (en este caso, la comunidad científica).

   La etnografía es un proceso interpretativo cuyo problema e interpretación pueden resumirse en términos de Paul Ricoeur como “la comprensión del yo pasando por el desvío de la comprensión del otro”.  Veremos cómo estamos hablando de un proceso emergente que lleva de manera inexorable a una mejor comprensión de nuestros propios modelos de significación, con el fin de traer a éstos la otredad que investigamos.

   En esta incursión tendremos marcada una pauta principal (dada por Geertz, venida de Weber) que es la interpretación simbólica. Los estudios humanísticos tienen la ventaja de estar obligados a recurrir al arte para aprender de significación; no pueden negar el valor poético a los símbolos y relatos como si el investigador pudiera llevar la descripción a la categoría física en la que se analizan acciones y movimientos. 

   Los símbolos son “esos momentos de expresión interna o externa que concentran la significación del cuento y la estructura narrativa de la misma” (diría Robert Bellah), eso, en conjunto y nada menos es lo que tenemos que buscar.

   Podría seguir hablando de poesía en términos de Bellah y de Rabinow y recordar que la poesía es algo que “se hace” (el poeta, claro, es “el que hace”), relacionándolo con nuestro trabajo; mencionar, incluso a aquellos pocos que han elevado la investigación a esta categoría… pero no insisto en eso porque ya se sabe de sobra que “la Antropología es muy bonita” (frase que oculta toda la paranoia que conlleva esa belleza) y por lo menos se inferirá que la cualidad estética en la poiesis que nos corresponde requerirá de una mínima destreza en este arte.  Veremos, entonces, cual es el canon, mejor dicho, el código epistemológico para ejercer lo nuestro.

Metodología, método, técnicas

   Nos dicen los profesores Gretel y Pertti Pelto que una metodología es una  estructura de procedimientos y reglas transformacionales por las que el científico extrae información y la moviliza a distintos niveles de abstracción con objeto de producir y organizar conocimiento acumulado. Cómo es que movilizamos la información a la abstracción, en una larga etapa de la Antropología (quizá todavía presente) se utilizó el método comparativo[1], sin embargo desde el posmodernismo se toma el trabajo de campo (la etnografía) como la base y fundamento de la disciplina.

   Los símbolos son “esos momentos de expresión interna o externa que concentran la significación del cuento y la estructura narrativa de la misma” (diría Robert Bellah), eso, en conjunto y nada menos es lo que tenemos que buscar.



   Podría seguir hablando de poesía en términos de Bellah y de Rabinow y recordar que la poesía es algo que “se hace” (el poeta, claro, es “el que hace”), relacionándolo con nuestro trabajo; mencionar, incluso a aquellos pocos que han elevado la investigación a esta categoría… pero no insisto en eso porque ya se sabe de sobra que “la Antropología es muy bonita” (frase que oculta toda la paranoia que conlleva esa belleza) y por lo menos se inferirá que la cualidad estética en la poiesis que nos corresponde requerirá de una mínima destreza en este arte.

  Veremos, entonces, cual es el canon, mejor dicho, el código epistemológico para ejercer lo nuestro.




   La etnografía aludirá entonces al proceso metodológico global que caracteriza la antropología social, que está inscrito, como sabemos, en el código epistemológico y que será descrito más adelante.

   Volviendo al positivismo del método comparativo, ¿podemos decir que lo nuestro es una ciencia porque explica, porque da teorías, porque sigue un método?

   La teoría observada como “la suma de serie de datos establecidos empíricamente además de otra serie de riguridades observadas en las relaciones de esos datos, además del esquema que explicite de modo sistemático esas relaciones eventualmente enunciando unas cuantas leyes o correlaciones fijas entre elementos” podría explicarse también como el registro de un lenguaje en el que un elemento aislado pueda tener sentido debido a la articulación ordenada y sistemática de sus partes.

Está claro que la antropología ha sido capaz de producir un vasto corpus teórico del que incluso nos valemos para elaborar formulaciones, pero más que una teoría global, Kaplan y Manners nos hablarán de Orientaciones Teóricas, que resultará ser buena aguja de dirección en el trabajo.

   Tampoco hay que perder de vista que una teoría “no es un cuerpo de conclusiones establecidas y aplicables. Es un método, instrumento de la mente, técnica del pensamiento” (Keynes). Así, nuestra mediación o marco teórico será un conjunto de pre-nociones que nos lleve a formular preguntas, seleccionar sectores de investigación, formular supuestos, etc.

   Volveremos a la teoría cuando abordemos la construcción del objeto, en donde explicaremos que toda operación (investigación) implica una elección epistemológica, una teoría del objeto (o un marco de intenciones).

   Con respecto a las técnicas, habrá mucho que decir y desglosar, de momento sólo que son, como apuntó Bourdieu, teorías en actos, en su calidad de procedimientos de construcción de hechos y relaciones entre los hechos, recordemos que están supeditadas a ese código epistemológico para el que trabajan produciendo más relaciones entre hechos.

   Se entiende que la metodología aquí propuesta no será un decálogo de preceptos, sino una orientación para que la creadora-investigadora-antropóloga[1] sea capaz de elegir entre las técnicas referentes a significación epistemológica reconociendo las adecuadas para el tratamiento y experimentación que hará del objeto[2].



[1] Este ha perdido buena parte de la operatividad atribuida bajo paradigmas evolucionistas o difusionistas; sus reactualizaciones reconocen como técnicas de investigación para fases determinadas del proceso metodológico total.

[1] Alguna antropóloga en el campo de la economía cuyo nombre lamentablemente no recuerdo, me enseñó que el uso indiferente del género en los textos científicos legitimaba y daba presencia al sector femenino en esta actividad, de modo que emplearé este recurso.

[2] Sobre el tema de que si se experimenta con el objeto (y que si esto nos cualifica como científicos) no hay que quebrarse demasiado la cabeza: ya ha venido antes Rabinow a quebrar también ese tabú de nuestro clan, sosteniendo que “toda actividad cultural es experimental, que el trabajo de campo es un tipo específico de actividad cultural, y que es precisamente esta actividad la que define la antropología”. Seguiremos escribiendo sobre esta cualidad experimental-hermenéutica-reflexiva-crítica a la que nos lleva el trabajo.

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